¨En el año 1997, sentí el llamado de mi país. Nuestros vinos argentinos eran desconocidos alrededor del mundo. Aprendí sobre los 500 años de historia del vino argentino y noté que en mi país había todo por descubrir. Me dispuse a desafiar y romper reglas para hacer vinos argentinos que pudieran brillar. En 1999 lanzamos la primera añada de Luca. Elegir el nombre fue fácil, fue el de mi hijo recién nacido.”